La dosis mínima o la máxima


Por Germán Zapata Vergara
Administrador público
Especialista en Gerencia de proyectos
@GERMANZAPATAV1
gzdistribuciones@gmail.com

El presidente Iván Duque viene anunciando una fuerte persecución a los consumidores de droga en sitios públicos; el borrador del decreto tiene como soporte jurídico el Código Nacional de Policía (Ley 1801 de 2016), y que además de la incautación y la destrucción de sustancias prohibidas, sugiere promover procesos verbales inmediatos.

No es que se esté prohibiendo el consumo de la dosis mínima, lo que realmente está anunciado es la prohibición en sitios públicos, prohibir definitivamente el consumo de droga en dosis mínima, sería incentivar el comercio de la droga, a quien le incautan la droga siendo adicto irá a buscar con que reemplazar la incautada, lo que ya el traficante vendió y ahora doblara su venta para suplir la que ya tiene el policía, esto encarecería el producto pero no la producción, lo que sería mejor negocio para el traficante ya que se persigue el adicto y no al productor.

Seguramente habrán operativos para desmantelar “algunas” estructuras, sin embargo se requiere más de prevenir, educar y tratar a los adictos, con más sociólogos psicólogos y trabajadores sociales que tengan capacidad de intervenir las familias, muchas donde ya vemos abuelos padres hijos y hasta nietos, bien sea traficando, o consumiendo, sino son ambos casos.

No es que defienda el consumo de droga en su dosis mínima, al contrario, cada día es más preocupante como nuestros jóvenes caen en la trampa de la droga, hay es que atacar la causa desde el punto de vista preventivo más que restrictivo o afectando derechos constitucionales.

Me parece que el presidente Duque se equivoca en su gobierno enormemente, a la vez que se contradice o simplemente está enfocando mal los programas; por un lado le pone lupa a la dosis personal, pero por otro reduce el presupuesto para educación.

Hay algo que está absolutamente claro, es la enorme desconfianza que hay en nuestros desprestigiados policías, Me decía un ciudadano; “ …Quién va a requisar a los policías antes de que ellos requisen a la gente”… “Es que empezaron mal, no pueden decir que por su forma de vestir o por estar tatuados los ciudadanos entonces ya son catalogados como consumidores.”

Podemos adelantarnos que una vez elaborado el decreto, empezará un enfrentamiento constante entre policías y consumidores que seguramente discutirán una discriminación lo que me permite recordar las palabras de Carlos Gaviria, promotor de la despenalización del porte y consumo de dosis personal, “se olvida que, ante todo, la educación es el único camino para enfrentar el tema, porque tiene el mismo destinatario que el Derecho: la consolidación del hombre libre”.

El consumo de droga en espacios públicos es más un tema de cultura ciudadana, de respeto hacia los demás, protección a los menores de edad, es más de formación desde los hogares y las instituciones educativas, el decreto estaría violando la sentencia C221 de 1994 que despenalizó el porte de la dosis mínima amparándose en el derecho al libre desarrollo de la personalidad.

Estas propuestas no resuelven el problema ya que la realidad del país es otra, el verdadero problema no está en la dosis mínima, el problema está en la dosis máxima, en los huecos de comercialización ilegal y que son conocidos en gran parte por las autoridades presuntamente cómplices silenciosos, el problema son las grandes estructuras que son los más beneficiados con el anunciado decreto ya que incrementarían sus ventas y seguramente argumentarían los operativos como pretexto para aumentar los costos.

Runrún Político, la actualidad político – administrativa del Oriente Antioqueño.

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